Un ruido ensordecedor quebró la monotonía. Miles de cristales rotos decoraban el suelo y una especie singular de gelatina rojiza les acompañaba, se modelaba entre el suelo y los cristales. Sus ojos se sobresaltaron y su cuerpo se entumeció. Su mano se poso en su pecho ensangrentado. Sin apenas hacer fuerzas para parar esas sangre provocada. Observo aturdida su corazón roto, su fino y delicado corazón de cristal, que ahora está descompuesto en el suelo…
Mucho, mucho tiempo atrás…
Subió a su guardilla oscura, cerrada desde hacía años. La habitación aterraba, se podía oler el polvo y escuchar como los muebles se deterioraban… Se dirigió segura hacia un rincón de la habitación, recordaba perfectamente donde lo había guardado. Se acercó hacia un viejo baúl, lo abrió y saco una caja llena de polvo, la abrió. El resplandor no le permitió ver por unos instantes. Y se decidió, decidió que había llegado la hora de recomponer su corazón roto, su corazón de cristal que un día fue fisura do por palabras que no merecía escuchar…
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