Su vestido seguía en el mismo rincón del armario. Sus zapatos de tacón se empezaban a llenar de polvo. Su maquillaje guardado para ese sábado especial seguía intacto…
Sus esperanzas fueron apagadas…Y sus llamadas perdidas se apelotonaban en el teléfono…
La fiesta ya había empezado, los invitados ya habían llegado, la música sonaba tan fuerte que la escuchaba desde su habitación. Ella echada en la cama… Todas sus ganas se habían esfumado de repente…
Tan solo cavia en su cabeza el recuerdo de él, de su promesa rota, de ser suyo para siempre, de ser le fiel…

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